Cómo sobrevivir días “meh”

Hay días en los que me siento con muchísima energía, lista para enfrentar cualquier obstáculo sin miedo alguno. Y luego están esos días en los que aún poniendo todo de mi parte para intentar motivarme, nada más no pasa. A estos días les llamo días “meh”; aquellos días en los que desde que despierto sé que no estoy con energía normal y por más que intento esforzarme para mejorar mi “mood” del día, simplemente no sucede. 

Antes mi forma de llevar estos días simplemente era dejando que todo sucediera de forma aleatoria, posiblemente estando malhumorada la mayor parte del día, triste o con súper flojera, con actitud negativa, estando modo “quejosa”, en fin, estado de ánimo dependiente del día “meh” que esté teniendo. 

Aunque sé que es normal no tener días perfectos todo el tiempo, creo que tenemos el poder de por lo menos intentar dar aunque sea nuestro mínimo esfuerzo en lo que tengamos que hacer durante el día.

¿A qué me refiero con mínimo esfuerzo? Supongamos que hoy me desperté con mucha flojera, hace frío y sé que es día que me toca hacer ejercicio pero no quiero hacerlo. Antes hubiera decidido no hacer ejercicio, volver a dormir un poco más y eventualmente despertarme para ir a desayunar. Ahora prefiero intentar aunque sea lo mínimo de ejercicio o movimiento para mantener mi rutina. Si pensaba hacer 1 hora de zumba, mejor elijo ejercicios para fortalecer músculos, una caminata ligera o algo de yoga y en lugar de 1 hora, me propongo hacer unos 15-30 mins. 

Otro ejemplo. Estoy teniendo un día “meh” y no quiero cocinar lo que había planeado un día anterior. Antes posiblemente hubiera optado por esforzarme demás por cumplir eso que había programado, obviamente afectando mi estado de ánimo porque estoy haciendo esto de manera forzosa, pero dado que ahora me estoy esforzando por comer más saludable y estoy priorizando no exigirme demás cuando no puedo, en lugar de preparar Fetuccinne alfredo con pollo, mejor hago algo más fácil como pescado con verduras, atún, algo que me tome menos tiempo. 

Sé que estos ejemplos van más de la mano con cosas personales, así que ahora un último ejemplo relacionado al trabajo. Cuando trabajaba en la oficina en horario de 9am – 5pm tuve muchos días “meh”, en especial cuando ya consideraba renunciar. En esos días, aún y cuando estuviera teniendo un día malo, intentaba incluir algo que me diera felicidad o un poco de energía.

Cuando podía me daba un descanso de unos 30 mins para tomarme un café o leer un poco. Si ya llevaba mucho tiempo sentada en la misma posición (dado que estábamos en tiempos de COVID y trabajaba de Home Office) ponía un video de YouTube de 15 mins para hacer estiramientos. Estas pequeñas acciones fueron las que me ayudaron a sobrellevar mi etapa de intensidad en mi trabajo. 

Puede que a veces no lo notemos, pero desde que comencé a implementar esto del “mínimo esfuerzo” en días difíciles, me he dado cuenta del impacto que acciones pequeñas tienen en nuestro día a día. Acciones que vemos como diminutas pueden hacer una gran diferencia.

No estoy diciendo que con esto automáticamente mi día pasará de “meh” a “el mejor día de toda la semana”, pero por lo menos puedo intentar hacerlo más llevadero e introducir momentos de descanso; puedo intentar ir más a mi ritmo según como me sienta.

¿Las pequeñas cosas? ¿Los pequeños momentos? No son tan pequeños.

Jon Kabat-Zinn
Compartir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio