¿Cómo ser paciente cuando la vida te arroja miles de obstáculos? ¿Cuándo sientes que por más que te esfuerzas en mantener la calma hay muchas situaciones pasando a tu alrededor que parecen haberse puesto de acuerdo para presentarse al mismo tiempo? Si te sientes identificado con estas preguntas, creo que llegaste al lugar correcto, porque ¡no estás solo!
Estas semanas han estado sucediendo múltiples situaciones al mismo tiempo que he tenido que enfrentar con paciencia. También, me he dado cuenta que menciono mucho más seguido frases como: “No queda más que ser pacientes” o “Hay que tener paciencia”. Pero ¿qué es lo que me ha llevado a practicar más esta virtud de ser paciente?
Escasez del agua en mi estado
Desde hace unos meses se han implementado medidas de abastecimiento de agua en mi estado para intentar suministrar este recurso natural a toda la población debido al problema de escasez que se enfrenta. Sin embargo, estas medidas se han modificado con el paso de las semanas, lo que conlleva a que tengamos que adaptarnos cada vez más rápido a estos cambios.
Esta situación ha impactado a todos de una u otra forma. En nuestro caso, los cambios que hemos tenido han sido el levantarnos mucho más temprano para poder lavar ropa (hablo de despertar aproximadamente a las 4:00 am, cuando en nuestra rutina normal acostumbramos despertar a eso de las 8:00 am), bañarnos antes del horario en el que sabemos ya no tendremos agua, organizarnos de otra manera al hacer súper para desinfectar frutas y verduras, establecer un nuevo horario para hacer ejercicio… en fin… es algo que definitivamente vino a cambiar radicalmente el cómo llevamos nuestro día a día.
Aquí comencé a practicar más esto de tener paciencia porque pensé: “¿De qué me sirve amanecer todos los días malhumorada porque debo despertarme más temprano?” o “¿Para qué quejarme todos los días de la situación del agua si la única opción actual es adaptarme y poner mi granito de arena para ayudar a consumir menos agua?” Está bien quejarnos de vez en cuando, también tenemos derecho a desahogarnos y no digo que debamos guardarnos todo, pero… si esto se convierte en una especie de hábito, no creo que nos vaya a aportar mucho. Quejarnos no solucionará el problema y sí nos hará pasar malos ratos.
Fallas con el internet
La semana pasada dejó de funcionar el internet y estuvimos aproximadamente 3-4 días así.
Estamos tan acostumbrados a utilizar el internet todos los días para trabajar (ahora más que nunca por el Home Office), investigar cosas, ver videos en YouTube, escuchar música, acceder a redes sociales, revisar cuentas bancarias, buscar direcciones, pedir comida… que el hecho de no poder acceder a él como un día normal, nos genera frustración.
Puse en práctica la paciencia también en esta situación porque realmente no iba a dejar que el no tener internet me arruinara mis días. En lugar de estar frustrada y molesta simplemente dejé que los días fluyeran. Aproveché para leer un poco, tomarme un café y disfrutar de estar desconectada por unos días. Casualmente uno de esos días fue el cumpleaños de mi hermana, así que pasamos tiempo con mi familia, festejando y disfrutando el presente, tratando de no pensar en aquellos acontecimientos que la vida nos trae de repente de forma inesperada.
La situación actual es que ya tenemos internet, pero de repente falla de forma intermitente o está muy lento. Vendrá el proveedor de internet a cambiar el módem hasta dentro de una semana, así que por el momento hay que seguir teniendo paciencia.
¡Se fué la luz un día después de que arreglaron el internet!
Este martes se tronó un cable por donde vivimos y nos quedamos sin luz… ¡justo cuando un día antes había quedado “arreglado” lo del internet!
Es increíble cómo de repente se acumulan cosas que no esperas suceden en tu día, pero pasa. Ese día literal me sentí así de: “Ok, sin agua, sin internet, sin luz.. ¿qué más falta?”. Pero nuevamente decidí tomar la situación por lo que era, una situación pasajera. Tuve que ser paciente.
Ha estado haciendo mucho calor, pero en lugar de pensar en que no había clima (y molestarme por eso), solucionamos ese problema temporalmente con un pequeño abanico eléctrico. Nos comimos un sabalito, vi a través de la ventana y aproximadamente 4 horas después volvimos a la “normalidad” (o lo que ahora conocemos como normalidad después de tantas cosas vividas).
Nota: ¡Qué bueno que Spotify tiene el modo offline porque la música definitivamente siempre me ayuda en estas situaciones!
Reflexión final
Debo admitir que nunca me he considerado una persona muy paciente que digamos… en ciertas situaciones sí, pero en muchas tiendo a desesperarme fácilmente. Sin embargo, la vida, mi crecimiento personal y la pandemia, me han llevado a darme cuenta que no siempre podemos controlar lo que ocurre a nuestro alrededor, y que dejar que simplemente fluyan las cosas puede ser la mejor solución. A veces no hay más que ser pacientes, esperar que la situación que no podemos controlar cambie y mejore, y seguir avanzando con el optimismo de que todo estará mejor.
La paciencia no es la habilidad de esperar. Es estar calmado sin importar lo que pase, transformar las experiencias en oportunidades de crecimiento, y tener la fe para creer que al final todo se solucionará mientras esperas.
Roy t. Bennett