Hoy he apreciado y disfrutado mucho aquellas pequeñas cosas de la vida que, por más sencillas que sean, me hacen muy feliz. Me siento muy agradecida por todos esos pequeños momentos que he vivido durante el día. Momentos que, al unirlos, han hecho de este día uno maravilloso en la sencillez de lo cotidiano.
A continuación les comparto aquellas pequeñas cosas que he disfrutado en este día tan ordinario pero que a la vez ha sido extraordinario para mí.


- Dormir sin preocupación de poner alarma
- Despertar con calma, siguiendo el flujo del día
- El aroma y el sabor de unos hotcakes recién hechos y un café caliente
- Utilizar mi nueva taza con diseño de “La noche estrellada” de Van Gogh
- Utilizar nuestra nueva licuadora
- Encontrar una forma sencilla para limpiar la licuadora
- La música de fondo que me ha acompañado desde que comencé el día
- El cielo nublado
- Estar en ropa cómoda
- Cuidar y regar mis plantitas
- Escribir en cama
- Trabajar en equipo con mi esposo
Encontrar la belleza en lo ordinario es algo que podemos perder de vista si sólo nos enfocamos en “los grandes momentos” o “las grandes experiencias” como hacer un viaje, asistir al concierto de nuestro artista favorito o festejar algún logro.
En ocasiones, podemos encontramos inmersos en semanas en donde repetimos una misma rutina cada día una y otra vez, y, si no nos detenemos unos minutos a apreciar lo que nos rodea, iremos acumulando días que solo pasan, sin ningún highlight, sin algo que nos motive a ver lo que depara el mañana.

Cada día es único y tiene el potencial de ser un día extraordinario sin importar que nos encontremos realizando actividades cotidianas. Está en nosotros cambiar nuestra perspectiva sobre cómo vemos y realizamos todas aquellas actividades de la vida diaria, apreciar más aquellas pequeñas cosas que damos por sentado y valorarlas. Está en nosotros encontrar la belleza en lo ordinario.
La verdadera sabiduría de la vida consiste en ver lo extraordinario en lo común.
Pearl Buck