Desde hace un par de semanas tenía en mi mente el que quería marcarle a mi abuelita para saludarla y ver cómo ha estado, pero por una u otra cosa no definía un día/hora para realmente hacerlo.
El día de hoy, al darme cuenta que es el último día de Marzo, decidí poner como prioridad el hacerle una llamada. Normalmente los jueves los dedico más a mí, pero honestamente esta semana la he vivido un poco más a como van pasando los días, así que me dije a mi misma ¿por qué no cambiar mi rutina de jueves y compartir algo de mi día con mi abuelita? Y esta fue la mejor decisión que pude haber tomado.
A lo largo de mi vida he escuchado a gente decir algo como: “No tengo tiempo para <<inserta aquí actividad para la cual no tienes tiempo>>”. Sin embargo, siempre he pensado que no es que no tengamos tiempo para algo, sino más bien que no le damos prioridad a eso que queremos hacer, no establecemos una hora específica del día para enfocarnos a eso o simplemente lo vamos postergando porque ¿por qué no hacerlo mañana? Y así van pasando los días, semanas y luego meses.
Tenía mucho tiempo de no hablar con mi abuelita. Antes del COVID la visitábamos muy seguido, pero desde que inició la pandemia nuestras visitas han sido más esporádicas; en especial de parte mía y de mi esposo, porque muchas veces si salimos con otras personas preferimos dejar pasar unos días antes de visitarla. Sin embargo, esos días pasan, y como mencioné en el párrafo anterior, se van convirtiendo en semanas y luego meses…
La llamada de hoy fue de aproximadamente 30-40 mins, pero sé que significó mucho para mi abuelita. Platicamos de cosas triviales de la vida, el clima, cosas del hogar, nuestras plantas (¡a mi abuelita así como a mí nos encantan las plantas!), en fin… distintos temas de la vida. Lo que más significó para mí fue escuchar su voz, y justo eso fue lo que me dijo ella también casi al final de la llamada. Le dio muchísimo gusto que le haya marcado, escuchar mi voz, saber que estamos bien… y la verdad es que no puedo pedir más.
Es increíble cómo solo 30-40 mins de nuestro día pueden alegrarle el día a alguien muy cercano a nosotros y cómo es que pequeñas acciones nuestras para con otras personas hacen una gran diferencia y generan un impacto. La vida está llena de pequeños (o grandes) momentos que hacen que cada día sea único y especial. Para mí, esa llamada que compartí con mi abuelita fue muy especial, fue un momento que formó parte de mi día y que lo hizo aún mejor de lo que ya era.
Platicando con mi abuelita recordé la importancia de dedicar tiempo a nuestros seres queridos. No importa si son 5, 10 o 30 minutos de nuestro día; lo importante es dar el paso, reconectar con quienes más queremos, designar un tiempo específico del día y vivir el momento.
Hay momentos en la vida que son especiales por si solos. Compartirlos con personas que quieres los convierten en momentos inolvidables.
Anónimo