Salir de nuestra rutina de vez en cuando… ¡es necesario!

Después de haberme tomado una semana de no escribir en absoluto, me encuentro de vuelta regresando poco a poco a mis hábitos y rutinas diarias. Creo que al mencionar que me “tomé una semana” suena como si hubiera estado en modo vacaciones, pero no fue así.

La semana pasada fumigamos nuestro departamento y eso implicó realizar múltiples actividades antes del día de la fumigación. Estuvimos haciendo limpieza profunda, desocupando áreas, tirando cosas que ya no nos servían y moviendo muebles. Aunque vivimos en un departamento pequeño nos tomó aproximadamente 2 horas y media despejar las áreas que queríamos para que pudieran fumigar fácilmente; esto sin contar las horas que invertimos en la limpieza profunda y en tirar cajas y cosas que no nos eran útiles y que solo ocupaban espacio adicional. 

El lunes, martes y miércoles de la semana pasada estuvimos básicamente enfocados en lo que les comenté anteriormente. Así que, ya me había mentalizado para esa carga de trabajo y sabía con anticipación que sería una semana pesada. Inicialmente pensé que podía esforzarme y separar un tiempo para escribir en mi blog, pero honestamente me sentía muy muy cansada y mejor decidí escuchar a mi cuerpo y descansar (hago mención de esto en mi post de “Dormir temprano y descansar”), porque sabía que lo necesitaba y debía darle prioridad. 

Honestamente ese descanso que nos dimos superó mis expectativas. No pensé que fuera capaz de llevarlo a ese extremo, pero, a partir del jueves, nuestros días consistieron en no tener una hora específica para despertarnos, comer a horas más o menos aleatorias, jugar videojuegos, ver series, dedicar tiempo para mí (consintiendome con mi mascarilla facial) y dormir tarde. ¡No puedo creer que esa fue la rutina que llevé! Si es que se le puede llamar rutina a eso. Pero valió completamente la pena. Tenía tiempo de no tener completa libertad en cuanto a no seguir una rutina más o menos fija, de liberarme de cualquier “to-do list” que estuviera en mi mente y estuvo bien darme ese espacio para ir con el flujo de cada día como viniera (claro recordatorio de que debo hacer esto un poco más seguido…)

Me di cuenta que es importante mantener rutinas que nos ayuden a llevar un estilo de vida saludable, pero a la vez es bueno darnos permiso para romper de vez en cuando con esas rutinas y solo vivir cada día como viene. Ahora que regresé más a mi normalidad esta semana, noté que recuperé muchas energías, y, aunque al inicio me costó (y me sigue costando un poco todavía) algo de trabajo recuperar el ritmo que tenía de hacer ejercicio, cocinar, escribir, entre otras cosas, sé que necesitaba desconectarme completamente unos días para volver con energías renovadas y con una nueva perspectiva de lo que quiero lograr en estos tres últimos meses del año.

Nota: Si les gustó este post quizás les interese leer este también: «Cuando la rutina se vuelve predecible».

P.D. ¡Mañana comienza mi época favorita del año! ¡El otoño! Así que creo que estaré aún más inspirada en Tarde de Té. 

A veces rompe un poco la rutina y disfruta más de lo que la vida te regala.

Hernán Sabio

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